Posted by : Luis Enrique Alvarado jueves, 9 de abril de 2009

Juan 15:3
Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado.

Antes de empezar a pastorear, estuve ayudando en una iglesia donde el pastor no se preocupaba realmente por el crecimiento espiritual de su rebaño, entonces comencé a orar para saber cual era la voluntad de Dios sobre la Iglesia ya que era por así decirlo como el co-pastor.

Después de orar, ayunar y buscar la dirección de Dios, me comenzó a revelar su voluntad, pero como recuerdo un sueño que tuve el cual quiero compartir con ustedes.

No se porque pero en el sueño estaba en la cocina viejita de mi mama, y veía una mesa muy antigua la cual veía sucia, y yo me decía, “esta muy sucia la IGLESIA del Señor”, entonces comenzaba a limpiarla y me decía, “que bonita me esta quedando la Iglesia”, cuando veía limpia totalmente la mesa (La iglesia), escuche una VOZ que me decía… “Mira abajo” y veía debajo de la mesa y había muchísima basura, entonces comenzaba a sacar la basura y la ponía en el patio y pasaba la gente y me decía.. “me regala su basura” y salían contentos con la basura que estaba sacando.

Cuando creí que había limpiado todo la misma voz me dijo, “Si vas a empezar a limpiar comienza con tu vida”.

Que verdad tan grande Dios me enseño, que importante es como líder no solo LIMPIAR la Iglesia, sino nuestras propias vidas, es curioso que en el sueño veía a la Iglesia como una mesa, y viéndolo bien para que sirve una mesa, sino para alimentar, para poner el alimento, ¿no es para eso la iglesia?

Cuantos podemos decir de los que predicamos o enseñamos en la iglesia, no solo en el pulpito sino en cualquier estudio bíblico por pequeño que se vea, cuantos podemos decir que nuestras vidas son LIMPIAS, son PURAS.

La misma palabra que predicamos nos purifica a nosotros si creemos en ella y la aplicamos, la misma palabra que purifica a la iglesia nos purifica a nosotros, la misma palabra que exhorta y redarguye a la iglesia lo hace también en nuestra propia vida si así lo deseamos.

No manejemos vidas dobles, limpiémonos de la basura de la vida doble y podremos ver sin culpa a la Iglesia del Señor.

2 Corintios 7:1
Así que, amados, puesto que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios.

Dios les bendice.

Gracias por vernos!

Gracias por vernos!

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