Posted by : Luis Enrique Alvarado viernes, 5 de julio de 2013

Apo 3:14-22
Y escribe al ángel de la iglesia en Laodicea: He aquí el Amén, el testigo fiel y verdadero, el principio de la creación de Dios, dice esto:

Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente!
Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca.
Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad;  y no sabes que tú eres un desventurado,  miserable,  pobre, ciego y desnudo.
Por tanto,  yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego,  para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y que no se descubra la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio,  para que veas.
Yo reprendo y castigo a todos los que amo; sé, pues, celoso, y arrepiéntete.
He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta,  entraré a él, y cenaré con él,  y él conmigo.
Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono.
El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.
Cristo está dirigiéndose a la Iglesia de Laodicea, localizada en Asia Menor.

Está Iglesia, de acuerdo al pasaje, no era ni fría ni caliente; era tibia, de manera que Cristo los iba a vomitar de Su boca. Era una iglesia apóstata. Esta iglesia se jactaba de su riqueza material – pero espiritualmente estaba atacada por la pobreza.

Su situación, hablando espiritualmente no tenía esperanza. Esta no podría ser contada como la iglesia de Jesucristo. Sin embargo, habían en esa iglesia aún algunos que todavía temían a Dios y amaban a Cristo. Su número era muy pequeño.

A ellos les habla Cristo en el versículo 20. Cristo llama a la puerta de la Iglesia en Laodicea y asegura a Su gente que permanecía ahí, que El no puede tener comunión con ellos en esta iglesia. Si es que ellos quieren disfrutar verdaderamente de la comunión con Cristo, ellos están llamados a abandonar a esa Iglesia sin fe y así disfrutar una vez más de las bendiciones de Cristo. Este es el ruego de Cristo dirigido a los creyentes reconocidos quienes aún residen en la iglesia falsa. ¡Y estos escuchan a Cristo y salen fueran a Su mandato!

Por Gise J. Van Baren parte del escrito la gracia irresistible!
Fuente 
http://www.iglesiareformada.com/la_gracia_irresistible.html

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