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- IGLESIAS DE PLATAFORMAS
Posted by : Luis Enrique Alvarado
viernes, 1 de agosto de 2008
Es es otro EXCELENTE tema de nuestro hermano Miguel Llenas.
Perseveraban en la Doctrina de los Apóstoles. Así de simple. En los Evangelios de Cristo, en lo que Cristo les enseñó. Centrados en las enseñanzas novo-testamentarias, en lo que mas tarde serian conocidas como las Epístolas de Pablo. Pedro, etc.
En cuanto a la ofrenda para los santos, haced vosotros también de la manera que ordené en las iglesias de Galacia. Cada primer día de la semana cada uno de vosotros ponga aparte algo, según haya prosperado, guardándolo, para que cuando yo llegue no se recojan entonces ofrendas.
He estado tratando de buscar un titulo que me permita describir lo que siento, lo que quiero escribir. No lo encuentro. El que he usado es el que mas se acerca a lo que pretendo describir. Por igual, lo que pienso analizar nos colocará demasiado cerca del movimiento de las Iglesias en las Casas, cosa que no está en mi intención, ni pretendo probar, ni mucho menos inducir a nadie a pensarlo de este modo. No obstante, escribiré lo que creo debo escribir.
Mi mayor deseo es poner (ponernos) a todos a pensar en el asunto.
Por varios años nos hemos estado cuestionando que es lo que está tan mal al día de hoy en las iglesias actuales; Que es lo que provoca tanto cristianismo ligero, superficialidad o simplemente religiosidad hueca y vana; Que cosa es lo que suplanta la sincera fidelidad al Señor; El porque los creyentes normales son mas fieles a su iglesia local que a Cristo mismo. No pretendo tener las respuestas. Solo quiero analizar posibilidades. Posibilidades que nos abruma analizar.
Veamos las típicas reuniones del siglo I del cristianismo bíblico.
“Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas. Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones.
Mi mayor deseo es poner (ponernos) a todos a pensar en el asunto.
Por varios años nos hemos estado cuestionando que es lo que está tan mal al día de hoy en las iglesias actuales; Que es lo que provoca tanto cristianismo ligero, superficialidad o simplemente religiosidad hueca y vana; Que cosa es lo que suplanta la sincera fidelidad al Señor; El porque los creyentes normales son mas fieles a su iglesia local que a Cristo mismo. No pretendo tener las respuestas. Solo quiero analizar posibilidades. Posibilidades que nos abruma analizar.
Veamos las típicas reuniones del siglo I del cristianismo bíblico.
“Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas. Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones.
Y sobrevino temor a toda persona; y muchas maravillas y señales eran hechas por los apóstoles. Todos los que habían creído estaban juntos, y tenían en común todas las cosas; y vendían sus propiedades y sus bienes, y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno.
Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón, alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos.”
Hechos 2:41-47
Este pasaje es más que conocido por todos. Pero, los detalles, vistos a la luz de las prácticas eclesiásticas contemporáneas, se nos pierden con facilidad:
Todos los que recibieron la palabra, fueron bautizados. Es decir, tan pronto había una Profesión de Fe, en el calor de la misma, moviéndose unísono con el Espíritu Santo, de inmediato, los nuevos creyentes eran bautizados. No se les requería entrenamiento previo, ni membresía de una iglesia local, ni firmar un pacto de fe. Eso de bautismo sin membresía, o peor aun, para ser miembro en o de una iglesia local no existía en los primeros días de la Fe. Son fatídicos inventos humanos muchos siglos después. Se puede, en términos humanos buscar justificación para esos fines, pero son vanas tradiciones humanas. A diferencia de muchos pastores de hoy, los apóstoles no tenían deseo, ni sentían obligación de controlar a nadie. Esta práctica apostólica es casi inadmisible en las iglesias de hoy.
Hechos 2:41-47
Este pasaje es más que conocido por todos. Pero, los detalles, vistos a la luz de las prácticas eclesiásticas contemporáneas, se nos pierden con facilidad:
Todos los que recibieron la palabra, fueron bautizados. Es decir, tan pronto había una Profesión de Fe, en el calor de la misma, moviéndose unísono con el Espíritu Santo, de inmediato, los nuevos creyentes eran bautizados. No se les requería entrenamiento previo, ni membresía de una iglesia local, ni firmar un pacto de fe. Eso de bautismo sin membresía, o peor aun, para ser miembro en o de una iglesia local no existía en los primeros días de la Fe. Son fatídicos inventos humanos muchos siglos después. Se puede, en términos humanos buscar justificación para esos fines, pero son vanas tradiciones humanas. A diferencia de muchos pastores de hoy, los apóstoles no tenían deseo, ni sentían obligación de controlar a nadie. Esta práctica apostólica es casi inadmisible en las iglesias de hoy.
Perseveraban en la Doctrina de los Apóstoles. Así de simple. En los Evangelios de Cristo, en lo que Cristo les enseñó. Centrados en las enseñanzas novo-testamentarias, en lo que mas tarde serian conocidas como las Epístolas de Pablo. Pedro, etc.
El imperceptible énfasis Antiguo Testamentario de la iglesia de hoy, mas las adiciones de las Confesiones de Fe, Reformadas (o no), Arminianas (o no), mas las practicas Bautistas, Presbiterianas. Pentecostales o de Prosperidad, abruman el panorama y confunden cada día más a las almas nobles. En otro escrito abundaremos más sobre esto.
(Perseveraban) En la Comunión Unos con Otros. Es decir, no solo se saludaban los domingos. No. Sus vidas estaban entretejidas y entrelazadas unas a otras. No eran islas dominicales. Sus vidas no giraban alrededor del culto dominical. No era la sumisión al pastor o una confesión de Fe lo que les unía. No era la fidelidad a su iglesia local lo que les compactaba. Era mucho más que eso. Era su mutua sumisión primero a Cristo. No se unían a través de los apóstoles o ancianos. Se unían a través del Espíritu. Esto es tan fácil de entender que la mayoría de los creyentes no lo queremos ver con los sencillos ojos del alma.
(Perseveraban) En el Partimiento del Pan. Todos los días. En las casas, en el patio del templo. Donde pudieran. Esta Cena de Amor, el recuerdo del Sacrificio de Su Maestro los unía. Todos los días. Los jefes de las casas eran libres de hacerlo. Los hermanos eran libres de hacerlo. No lo hacían el primer domingo o miércoles de cada mes… con música de piano y adoración… con el Pastor o los Ancianos levantando la copa y los diáconos repartiendo un pedacito de pan. Era más que eso, era la Cena del Señor de toda su iglesia, todos los días. Todos los domingos. Era el “culto” central, aunque detesto el uso contemporáneo de la palabra culto (ya sea de predicación, evangelistico, de adoración o memorial de muertos). Todos comían juntos con alegría y sencillez de corazón. Nadie estaba orgulloso de la súper mega-iglesia de Jerusalén del Pastor Pedro y de los co-pastores Santiago y otros… y nadie se le ocurrió hacer un súper edificio para “mostrar la Grandeza de Dios”.
(Perseveraban) En las Oraciones. Todos los días. En las casas, en el patio del templo. Todos juntos o todos “separados”. Pero era el espíritu reinante. Total dependencia del Señor, aun para respirar. Nadie confiaba en si mismo. Ni en sus habilidades para nada. Nadie ostentaba poder en el Espíritu, ni dinero, ni riquezas. Ni sabiduría, ni teología y excelencia en sus discursos pastorales. Se sacaban el pan de la boca para dárselo a sus hermanos mas necesitados. Buscaban al cielo para abrir la boca y predicar el evangelio. Para ser librados de sus enemigos y la muerte por ser fiel al Señor. Jamás como ahora ha habido tanta “cháchara” evangélica por radio, prensa y televisión. Jamás tantas iglesias cristianas, impresionantes en su tecnología, pero con un evangelio sin poder, hueco, vacío, un evangelio que no es generado bajo el poder de la oración tenaz y persistente.
En otras palabras, era una Iglesia donde el Señor estaba confiado en añadir cada día los que habían de ser salvos. ¿Será esto la realidad hoy... en las iglesias de hoy?
Pero sigamos viendo las reuniones de la iglesia del siglo I, ¿Nuestro modelo…?
“Pues en primer lugar, cuando os reunís como iglesia, oigo que hay entre vosotros divisiones; y en parte lo creo. Porque es preciso que entre vosotros haya disensiones, para que se hagan manifiestos entre vosotros los que son aprobados. Cuando, pues, os reunís vosotros, esto no es comer la cena del Señor. Porque al comer, cada uno se adelanta a tomar su propia cena; y uno tiene hambre, y otro se embriaga. Pues qué, ¿no tenéis casas en que comáis y bebáis? ¿O menospreciáis la iglesia de Dios, y avergonzáis a los que no tienen nada? ¿Qué os diré? ¿Os alabaré? En esto no os alabo.
Porque yo recibí del Señor lo que también os he enseñado: Que el Señor Jesús, la noche que fue entregado, tomó pan; y habiendo dado gracias, lo partió, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo que por vosotros es partido; haced esto en memoria de mí. Asimismo tomó también la copa, después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre; haced esto todas las veces que la bebiereis, en memoria de mí.
Así, pues, todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que él venga. De manera que cualquiera que comiere este pan o bebiere esta copa del Señor indignamente, será culpado del cuerpo y de la sangre del Señor. Por tanto, pruébese cada uno a sí mismo, y coma así del pan, y beba de la copa.
Porque el que come y bebe indignamente, sin discernir el cuerpo del Señor, juicio come y bebe para sí. Por lo cual hay muchos enfermos y debilitados entre vosotros, y muchos duermen. Si, pues, nos examinásemos a nosotros mismos, no seríamos juzgados; mas siendo juzgados, somos castigados por el Señor, para que no seamos condenados con el mundo. Así que, hermanos míos, cuando os reunís a comer, esperaos unos a otros.
1 Cor 11:8-33
“¿Qué hay, pues, hermanos? Cuando os reunís, cada uno de vosotros tiene salmo, tiene doctrina, tiene lengua, tiene revelación, tiene interpretación. Hágase todo para edificación. Si habla alguno en lengua extraña, sea esto por dos, o a lo más tres, y por turno; y uno interprete. Y si no hay intérprete, calle en la iglesia, y hable para sí mismo y para Dios. Asimismo, los profetas hablen dos o tres, y los demás juzguen. Y si algo le fuere revelado a otro que estuviere sentado, calle el primero. Porque podéis profetizar todos uno por uno, para que todos aprendan, y todos sean exhortados. Y los espíritus de los profetas están sujetos a los profetas; pues Dios no es Dios de confusión, sino de paz. Como en todas las iglesias de los santos.”
2 Cor: 14:26-33
(Perseveraban) En la Comunión Unos con Otros. Es decir, no solo se saludaban los domingos. No. Sus vidas estaban entretejidas y entrelazadas unas a otras. No eran islas dominicales. Sus vidas no giraban alrededor del culto dominical. No era la sumisión al pastor o una confesión de Fe lo que les unía. No era la fidelidad a su iglesia local lo que les compactaba. Era mucho más que eso. Era su mutua sumisión primero a Cristo. No se unían a través de los apóstoles o ancianos. Se unían a través del Espíritu. Esto es tan fácil de entender que la mayoría de los creyentes no lo queremos ver con los sencillos ojos del alma.
(Perseveraban) En el Partimiento del Pan. Todos los días. En las casas, en el patio del templo. Donde pudieran. Esta Cena de Amor, el recuerdo del Sacrificio de Su Maestro los unía. Todos los días. Los jefes de las casas eran libres de hacerlo. Los hermanos eran libres de hacerlo. No lo hacían el primer domingo o miércoles de cada mes… con música de piano y adoración… con el Pastor o los Ancianos levantando la copa y los diáconos repartiendo un pedacito de pan. Era más que eso, era la Cena del Señor de toda su iglesia, todos los días. Todos los domingos. Era el “culto” central, aunque detesto el uso contemporáneo de la palabra culto (ya sea de predicación, evangelistico, de adoración o memorial de muertos). Todos comían juntos con alegría y sencillez de corazón. Nadie estaba orgulloso de la súper mega-iglesia de Jerusalén del Pastor Pedro y de los co-pastores Santiago y otros… y nadie se le ocurrió hacer un súper edificio para “mostrar la Grandeza de Dios”.
(Perseveraban) En las Oraciones. Todos los días. En las casas, en el patio del templo. Todos juntos o todos “separados”. Pero era el espíritu reinante. Total dependencia del Señor, aun para respirar. Nadie confiaba en si mismo. Ni en sus habilidades para nada. Nadie ostentaba poder en el Espíritu, ni dinero, ni riquezas. Ni sabiduría, ni teología y excelencia en sus discursos pastorales. Se sacaban el pan de la boca para dárselo a sus hermanos mas necesitados. Buscaban al cielo para abrir la boca y predicar el evangelio. Para ser librados de sus enemigos y la muerte por ser fiel al Señor. Jamás como ahora ha habido tanta “cháchara” evangélica por radio, prensa y televisión. Jamás tantas iglesias cristianas, impresionantes en su tecnología, pero con un evangelio sin poder, hueco, vacío, un evangelio que no es generado bajo el poder de la oración tenaz y persistente.
En otras palabras, era una Iglesia donde el Señor estaba confiado en añadir cada día los que habían de ser salvos. ¿Será esto la realidad hoy... en las iglesias de hoy?
Pero sigamos viendo las reuniones de la iglesia del siglo I, ¿Nuestro modelo…?
“Pues en primer lugar, cuando os reunís como iglesia, oigo que hay entre vosotros divisiones; y en parte lo creo. Porque es preciso que entre vosotros haya disensiones, para que se hagan manifiestos entre vosotros los que son aprobados. Cuando, pues, os reunís vosotros, esto no es comer la cena del Señor. Porque al comer, cada uno se adelanta a tomar su propia cena; y uno tiene hambre, y otro se embriaga. Pues qué, ¿no tenéis casas en que comáis y bebáis? ¿O menospreciáis la iglesia de Dios, y avergonzáis a los que no tienen nada? ¿Qué os diré? ¿Os alabaré? En esto no os alabo.
Porque yo recibí del Señor lo que también os he enseñado: Que el Señor Jesús, la noche que fue entregado, tomó pan; y habiendo dado gracias, lo partió, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo que por vosotros es partido; haced esto en memoria de mí. Asimismo tomó también la copa, después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre; haced esto todas las veces que la bebiereis, en memoria de mí.
Así, pues, todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que él venga. De manera que cualquiera que comiere este pan o bebiere esta copa del Señor indignamente, será culpado del cuerpo y de la sangre del Señor. Por tanto, pruébese cada uno a sí mismo, y coma así del pan, y beba de la copa.
Porque el que come y bebe indignamente, sin discernir el cuerpo del Señor, juicio come y bebe para sí. Por lo cual hay muchos enfermos y debilitados entre vosotros, y muchos duermen. Si, pues, nos examinásemos a nosotros mismos, no seríamos juzgados; mas siendo juzgados, somos castigados por el Señor, para que no seamos condenados con el mundo. Así que, hermanos míos, cuando os reunís a comer, esperaos unos a otros.
1 Cor 11:8-33
“¿Qué hay, pues, hermanos? Cuando os reunís, cada uno de vosotros tiene salmo, tiene doctrina, tiene lengua, tiene revelación, tiene interpretación. Hágase todo para edificación. Si habla alguno en lengua extraña, sea esto por dos, o a lo más tres, y por turno; y uno interprete. Y si no hay intérprete, calle en la iglesia, y hable para sí mismo y para Dios. Asimismo, los profetas hablen dos o tres, y los demás juzguen. Y si algo le fuere revelado a otro que estuviere sentado, calle el primero. Porque podéis profetizar todos uno por uno, para que todos aprendan, y todos sean exhortados. Y los espíritus de los profetas están sujetos a los profetas; pues Dios no es Dios de confusión, sino de paz. Como en todas las iglesias de los santos.”
2 Cor: 14:26-33
En cuanto a la ofrenda para los santos, haced vosotros también de la manera que ordené en las iglesias de Galacia. Cada primer día de la semana cada uno de vosotros ponga aparte algo, según haya prosperado, guardándolo, para que cuando yo llegue no se recojan entonces ofrendas.
1 Co 16:1-2
Es obvio que espacio nos faltaría para analizar a fondo todos estos textos bíblicos, para analizar la riqueza de lo que dicen, y de lo que no dicen con extrema claridad.
Veamos solo dos principios fundamentales: (el resto se desprende por si solo…)
1. Cuando la iglesia se reunía: ¡Se reunía para partir el Pan!. No puedo dejar de mencionar esto una y otra vez. No se reunían para oír a Pablo, o a Pedro, o los ancianos y pastores. No se reunían para “adorar’ en el sentido antiguo testamentario que usamos hoy. No se convocaba a los hermanos a cantar, ni a ser dirigidos por el equipo de adoración, ni mucho menos para preparar nuestras almas para “oír el mensaje del pastor” ¡NO! Se reunían en primer y más importante lugar para partir el pan. Todo lo demás era secundario.
Cuando la iglesia se reúne en primer y más importante lugar para partir el pan y recordar la muerte de Señor, ya no queda lugar para las ínfulas pastorales ni el centralismo en el equipo de adoración. Día tras día. Domingo tras domingo. Esto trae como consecuencia que solo los que son verdaderamente de Cristo querrán reunirse el primer día de la semana a adorar al Señor. Aquella “hermana” que solo va a bailar y menear sus caderas a la iglesia ya no volverá, porque esto será un duro caminar para ella. ¡Y para todos aquellos que van a “la socialité” dominical en nombre de Cristo, esta celebración será insoportable!
Ah!! Y la ofrenda, como no era ni para los pastores ni para el edificio, no era parte del culto central…
Entonces ¿donde quedan los predicadores y maestros?….la respuesta es clara: Haciendo lo mismo que los apóstoles: Predicando el evangelio, ministrando la palabra, por las casas, todos los días…. Y compartiendo con la iglesia cuando ella se reúna a partir el pan.
“Y todos los días, en el templo y por las casas, no cesaban de enseñar y predicar a Jesucristo.” Hechos 5:42
¿Vamos viendo el asunto mas claro? ¿Podemos ver que no había en la iglesia del siglo I, nuestro modelo, ningún centralismo dominical en un escenario donde actúan el “Pastor” y el equipo de adoración?.. ¿y que todos los demás son simple oyentes?.
Estoy convencido que el modelo de iglesia local de hoy tiene serios defectos que merecen ser revisados. Dios los puede usar y de hecho los usa, pero si los revisamos y reviramos, las sorpresas que Dios nos podría dar…. podrían ser inimaginables.
2. ¿Entones que hacemos cuando nos reunimos? Es obvio que antes, durante o posterior a la Cena del Señor hay espacio para la enseñanza. Pablo le recordó a Timoteo la urgente necesidad de enseñar correctamente la palabra. (2Tim4:1-2). Yo creo firmemente en la enseñanza continua, expositiva, de la Palabra. Lo que nos resulta ya cuesta arriba aceptar es que el método favorito sea siempre la misma persona en la plataforma del culto dominical, en el escenario evangélico del primer día de la semana. ¡Aunque a veces le “cedan” el pulpito a algún otro de los “pastores asociados” al Pastor Jefe! ¡Pulpitos y “sermones” eran desconocidos para las iglesias del primer siglo!
El modelo de Corintios, no obstante a sus excesos, sigue siendo el modelo del siglo I. Todos podían hablar. Todos podían profetizar. Todos podían tener salmos, todos podían dirigir un canto de adoración. Todos podían leer la palabra o tener un salmo. La idea central es TODOS. No había espacio para que durante dos o tres horas solo hablaran el “inspirado’ director de adoración y luego el predicador “ungido”.
Este modelo seria fácil de copiar si en lugar de una iglesia con bancos para mil personas tuviéramos 10 sitios de reuniones para solo 100 personas o 20 lugares de reuniones para solo 50 personas. Por favor, entienda lo que sugerimos analizar… no imponer como única practica.
Es obvio que espacio nos faltaría para analizar a fondo todos estos textos bíblicos, para analizar la riqueza de lo que dicen, y de lo que no dicen con extrema claridad.
Veamos solo dos principios fundamentales: (el resto se desprende por si solo…)
1. Cuando la iglesia se reunía: ¡Se reunía para partir el Pan!. No puedo dejar de mencionar esto una y otra vez. No se reunían para oír a Pablo, o a Pedro, o los ancianos y pastores. No se reunían para “adorar’ en el sentido antiguo testamentario que usamos hoy. No se convocaba a los hermanos a cantar, ni a ser dirigidos por el equipo de adoración, ni mucho menos para preparar nuestras almas para “oír el mensaje del pastor” ¡NO! Se reunían en primer y más importante lugar para partir el pan. Todo lo demás era secundario.
Cuando la iglesia se reúne en primer y más importante lugar para partir el pan y recordar la muerte de Señor, ya no queda lugar para las ínfulas pastorales ni el centralismo en el equipo de adoración. Día tras día. Domingo tras domingo. Esto trae como consecuencia que solo los que son verdaderamente de Cristo querrán reunirse el primer día de la semana a adorar al Señor. Aquella “hermana” que solo va a bailar y menear sus caderas a la iglesia ya no volverá, porque esto será un duro caminar para ella. ¡Y para todos aquellos que van a “la socialité” dominical en nombre de Cristo, esta celebración será insoportable!
Ah!! Y la ofrenda, como no era ni para los pastores ni para el edificio, no era parte del culto central…
Entonces ¿donde quedan los predicadores y maestros?….la respuesta es clara: Haciendo lo mismo que los apóstoles: Predicando el evangelio, ministrando la palabra, por las casas, todos los días…. Y compartiendo con la iglesia cuando ella se reúna a partir el pan.
“Y todos los días, en el templo y por las casas, no cesaban de enseñar y predicar a Jesucristo.” Hechos 5:42
¿Vamos viendo el asunto mas claro? ¿Podemos ver que no había en la iglesia del siglo I, nuestro modelo, ningún centralismo dominical en un escenario donde actúan el “Pastor” y el equipo de adoración?.. ¿y que todos los demás son simple oyentes?.
Estoy convencido que el modelo de iglesia local de hoy tiene serios defectos que merecen ser revisados. Dios los puede usar y de hecho los usa, pero si los revisamos y reviramos, las sorpresas que Dios nos podría dar…. podrían ser inimaginables.
2. ¿Entones que hacemos cuando nos reunimos? Es obvio que antes, durante o posterior a la Cena del Señor hay espacio para la enseñanza. Pablo le recordó a Timoteo la urgente necesidad de enseñar correctamente la palabra. (2Tim4:1-2). Yo creo firmemente en la enseñanza continua, expositiva, de la Palabra. Lo que nos resulta ya cuesta arriba aceptar es que el método favorito sea siempre la misma persona en la plataforma del culto dominical, en el escenario evangélico del primer día de la semana. ¡Aunque a veces le “cedan” el pulpito a algún otro de los “pastores asociados” al Pastor Jefe! ¡Pulpitos y “sermones” eran desconocidos para las iglesias del primer siglo!
El modelo de Corintios, no obstante a sus excesos, sigue siendo el modelo del siglo I. Todos podían hablar. Todos podían profetizar. Todos podían tener salmos, todos podían dirigir un canto de adoración. Todos podían leer la palabra o tener un salmo. La idea central es TODOS. No había espacio para que durante dos o tres horas solo hablaran el “inspirado’ director de adoración y luego el predicador “ungido”.
Este modelo seria fácil de copiar si en lugar de una iglesia con bancos para mil personas tuviéramos 10 sitios de reuniones para solo 100 personas o 20 lugares de reuniones para solo 50 personas. Por favor, entienda lo que sugerimos analizar… no imponer como única practica.
La idea central que queremos proponer es que es hora ya de dejar de pensar solo en escenarios evangélicos y plataformas eclesiásticas, en escuelas dominicales y colegios cristianos. Creo que es hora de volver a la sencillez de las reuniones de adoración y de instruir a nuestros hijos en Su Palabra en nuestras casas. No solo los domingos en la mañana en un edifico llamado la “iglesia”.
Por un momento, solo imagine que llega al lugar de reunión, todos cantan, alguien quiere cantar algo que compuso, o un himno conocido, alguien da testimonio de su conversión, otro de un milagro de Dios, luego pasamos a estudiar la palabra.
Por un momento, solo imagine que llega al lugar de reunión, todos cantan, alguien quiere cantar algo que compuso, o un himno conocido, alguien da testimonio de su conversión, otro de un milagro de Dios, luego pasamos a estudiar la palabra.
Quizás hay dos o tres ¡o más! maestros o pastores bien preparados y listos para enseñar, interactivos con usted y hay varias opciones para aprender la palabra. Usted asiste a una de ellas. Luego almorzamos o comemos todos juntos… y en medio de ello, celebramos el partimiento del pan… quizás esto más de una vez el primer día de la semana. Pero también lo podemos repetir en varias casas durante la semana… y todo sustentado no de un rato de oración el miércoles… sino que todos los días, en las casas, en los lugares de reunión, siempre habrá mas de uno, esperando al otro para orar… esa sería nuestra vida diaria… y claro, sacamos tiempo para ir a trabajar y buscar el sustento de los nuestros. No al revés como es ahora.
¡Y centros de estudio de la palabra esparcidos en miles de casas por toda la cuidad!
Con un modelo así, las iglesias ya no serían las iglesias del pastor tal o cual. Ya no habría plataformas y escenarios dominicales. Los pastores se preocuparían mas por enseñar a tiempo y fuera de tiempo la Palabra, visitarían mas al enfermo, al anciano o la viudas… y menos por grabar videos para televisión y radio… así, los hermanos, LAS OVEJAS DEL SEÑOR estarían mas cuidadas… los hermanos se preocuparían mas unos por otros.
Se que muchos pastores y ancianos rechinarán los dientes con lo que hemos escrito, porque lo dicho les quita la alfombra roja de debajo de sus pies cuando entran a sus pequeños reinos. Pero, no podemos dejar de escribir lo que creemos que es correcto, cuando se trata de la Iglesia que El compró con su Sangre. Además, estoy mas que seguro, que si volviéramos a este sencillo modelo del nuevo testamento, docenas de herejías, herejes, pastores ladrones y esquiladores de ovejas, los nuevos apóstoles y sus reinos, desaparecerían casi en un abrir y cerrar de ojos. Ya no habría más lugar para ellos.
Para muchos huecos pastores y falsos apóstoles, las iglesias con sus plataformas dominicales y escenarios evangélicos son el mayor teatro donde levantar el telón, hacer sus malabares religiosos y luego salir, inclinados ante Su Iglesia, a recibir el aplauso que ellos dicen que es para el Señor.
¡Y centros de estudio de la palabra esparcidos en miles de casas por toda la cuidad!
Con un modelo así, las iglesias ya no serían las iglesias del pastor tal o cual. Ya no habría plataformas y escenarios dominicales. Los pastores se preocuparían mas por enseñar a tiempo y fuera de tiempo la Palabra, visitarían mas al enfermo, al anciano o la viudas… y menos por grabar videos para televisión y radio… así, los hermanos, LAS OVEJAS DEL SEÑOR estarían mas cuidadas… los hermanos se preocuparían mas unos por otros.
Se que muchos pastores y ancianos rechinarán los dientes con lo que hemos escrito, porque lo dicho les quita la alfombra roja de debajo de sus pies cuando entran a sus pequeños reinos. Pero, no podemos dejar de escribir lo que creemos que es correcto, cuando se trata de la Iglesia que El compró con su Sangre. Además, estoy mas que seguro, que si volviéramos a este sencillo modelo del nuevo testamento, docenas de herejías, herejes, pastores ladrones y esquiladores de ovejas, los nuevos apóstoles y sus reinos, desaparecerían casi en un abrir y cerrar de ojos. Ya no habría más lugar para ellos.
Para muchos huecos pastores y falsos apóstoles, las iglesias con sus plataformas dominicales y escenarios evangélicos son el mayor teatro donde levantar el telón, hacer sus malabares religiosos y luego salir, inclinados ante Su Iglesia, a recibir el aplauso que ellos dicen que es para el Señor.
Menos mal que al Señor de los Ejércitos no lo engañan. Espero que a usted tampoco.
Miguel L. Llenas
Casa de Luz
http://www.casadeluz.net/ (ESTA EN REMODELACION SU PAGINA)
TREMENDO ESTE ESCRITO NO CREEN?? BUENO QUIERO APROVECHAR ESTE ESPACIO PARA COMENTARLES QUE SALDRE DE VACACIONES (GLORIA A DIOS!!!) POR DOS SEMANAS TRATARE DE ESTAR CHECANDO LOS COMENTARIOS PARA NUESTROS AMIGOS Y HERMANOS EN LA FE QUE NOS LOS DEJAN OK. OREN MUCHO POR MI SIEMPRE EN LAS VACACIONES DIOS ME DA ALGO DE EL, DE SU PALABRA.
Luis, que tengas unas felices vacaciones.
Creo que la iglesia primitiva se nutria de algo fundamental "AMOR". Jesús nos dice que sus discípulos se conocerán por el amor que hay entre ellos. Entonces todo lo que nos habla la escritura que sucedio en la iglesia primitiva es fruto del amor entre hermanos cuya fuente es sin duda el espíritu de Dios.
Que sucede hoy ? falta ese ingrediente vital, el amor de Dios en el corazón de los hermanos.
Un abrazo, que Dios te bendiga.
¡¡¡ FELICES VACACIONES ¡¡¡
BEDICIONES PARA TU FLIA Y QUE SAEAS FELIZ CON LA BENDICION PERMANETE DE DIOS SOBRE TU VIDA.
Magnífico Post, describe cosas a tener muy en cuenta. Si aprendiéramos a ser más sencillos en cuanto a la base del cristianismo (amor, comunión, fe, arrepentimiento, perdón) y dejáramos de "idolatrar" a los super-pastores, los archi-apóstoles, y las "mega-iglesias", quizás podríamos mostrar en cualquier sitio donde hubiera un cristiano (o un grupo de ellos), la verdadera imagen de Dios que las personas necesitan ver a través de la iglesia.
Muy bueno el comentario.
Saludos desde el sur de España