Posted by : Luis Enrique Alvarado viernes, 6 de noviembre de 2009

La apologética es la rama de la teología cuyo objetivo principal es la defensa de la fe por medio del razonamiento y las evidencias. La palabra "apologética" deriva del vocablo griego "apología", que significa "en defensa de".

El término era legal y se usaba para definir los argumentos de defensa que presentaba la parte acusada en un tribunal de leyes. Dentro del contexto cristiano significa "defensa de la fe cristiana".

La palabra "apología" es usada en la Biblia en varios pasajes, tales como Hechos 22:1, 25:16; 1 Corintios 9:3; 2 Corintios 7:11; Filipenses 1: 7,16; 2 Timoteo 4:16; 1 Pedro 3:15.

¿Cuál es el papel de la apologética dentro de la Iglesia?

¿Debemos prepararnos para presentar defensa de nuestra fe?

Algunos sostienen que la Iglesia sólo debe predicar el Evangelio.

No hay duda de que la misión de la Iglesia es predicar el Evangelio, como tampoco debe de haber duda en cuanto a que la misión sólo puede llevarse a cabo con cristianos preparados.

Jesucristo envió a los suyos a hacer discípulos a todas las naciones, pero antes pasó tres años con ellos enseñándoles.

En el transcurso de la misión, los cristianos vamos a encontrar personas que presentarán objeciones contra nuestro mensaje. Muchas de estas personas son sinceras en sus planteos, pero nadie se ha tomado el tiempo para contestar sus preguntas o dudas adecuadamente. Quizá por ello aun no han hecho una decisión por Cristo.

El apóstol Pedro bajo la inspiración del Espíritu Santo escribió:
Estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que demande razón de la esperanza que hay en vosotros (1 Pe.3:15)
--- Aquí Pedro nos expresa el mandamiento de usar apologética

En Hch.17: 2-4 encontramos que Pablo en la sinagoga de Tesalónica discutió con los judíos por tres sábados consecutivos, exponiendo las Escrituras y razonando a partir de ellas. A raíz de esto, muchos se convirtieron.

En Colosenses 4:5-6, Pablo escribe:
Andad sabiamente para con los demás, redimiendo el tiempo. Sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal, para que sepáis como debéis responder a cada uno.

Tanto Pablo como Pedro, argumentaban desde el Antiguo Testamento (de la misma forma que Jesús lo hacía), para presentar una defensa razonada de que Jesús era el Mesías. Eso es apologética.

Numerosos padres de la Iglesia, ademas de grandes
cristianos a través de la historia se destacaron como notables apologistas, entre ellos: Justino Mártir, Irineo, San Agustín, Tomás Aquino, Martin Lutero, Warfield, Josh MacDowell, Norman Geisler y otros.

Como vemos, la Palabra de Dios no sólo nos insta a predicar el Evangelio sino también nos motiva a presentar defensa. Salir a evangelizar sin tener respuestas a las objeciones cada vez más sutiles y antagónicas de un mundo en rebelión, es como ir a la batalla totalmente desarmado.

La apologética también es necesaria para no permitir la infiltración de doctrinas falsas dentro del cuerpo de Cristo, y de esa manera conservar la pureza del Evangelio de Dios.

Esto lo observamos en el capítulo 15 del libro de Hechos, donde se da una intensa polémica en el Concilio de Jerusalén. En Gálatas capítulo 2, vemos a Pablo enfrentarse a Pedro vigorosamente.

Judas, escribiendo acerca de los falsos maestros, nos ordena en el versículo 3 a contender ardientemente por la fe (doctrina).
La apologética no es entonces una opción, un
pasatiempo o algo que satisface la naturaleza combativa de algunos individuos, sino un elemento fundamental de la Palabra de Dios y un mandato para todo cristiano. No es un sustituto de la fe ni toma el lugar del Evangelio, sino que es el compañero idóneo que va de la mano con los esfuerzos evangelísticos.


Tampoco reemplaza al Espíritu Santo, es simplemente un instrumento en sus manos.
Y este debe ser nuestro método como cristianos: estar firmes en la verdad en la forma más inteligente, persuasiva y clara que sea posible, al mismo tiempo que lo hacemos con mansedumbre y reverencia, y confiando en Dios en medio del proceso.

Como el proverbio lo dice:
El caballo se alista para el día de la batalla; mas Jehová es el que da la victoria (Prov. 21:31)

Gracias por vernos!

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